Ryusei se había despertado y observó que todo estaba sucio. Se preparó unas tostadas y comenzó a comer. Se dio cuenta girando la cabeza y muerto de sueño, de que Uzumai Kori se hallaba en el balcón.
- Hola, Otoo-san.
- Ohayô Gozaimasu. Ryusei-Kun
- Iré al Grano, quiero que entrenes la Invocación de los sapos. Vámonos.
Se fueron a las Afueras de Konoha, una vez allí comenzaron a entrenar.
- Jabalí, perro, pájaro, mono, oveja.... ¡¡ Kuchiyose no Jutsu !!
Salió un renacuajo. Kori quedó sorprendido y le dijo que debería entrenar solo, él debía ocuparse de otros asuntos, así que se marchó. Ryusepracticó todo el día la técnica, pero solamente lograba invocar renacuajos.
Estuvo una semana seguida practicando... Primero salían pequeños renacuajos con cola, y después seguían saliendo igual, hasta que un día logró invocar un renacuajo con dos pequeñas patas. Siguió entrenando la técnica durante muchos días, logró al fin invocar un renacuajo verde y con las cuatro patas, pero con una pequeña cola. Vio que era difícil. Iba descansando a ratos, alguna que otra vez volvía a la villa para ver a sus conocidos pero la mayor parte del tiempo se las pasaba entrenando, cerca de un río, en el gran bosque de las afueras de Konohagakure. Cada vez invocaba sapos más desarrollados, pero no eran los que tenía que invocar, esos no les ayudarían apenas en batallas, debía invocar sapos más grandes y fuertes, con los que poder luchar, o eso decía él.
Cogió aire pero rápidamente el suelo estayó, le habían colocado una trampa, alguien, no sabía quien. El suelo comenzó a derrumbarse hasta caer hacia donde no veía fin, parecía un precipicio y en había un puente para cruzar. Cerró los ojos, estaba en peligro. Los abrió con rapidez mordiéndose el dedo y formuló los sellos.
- Jabalí, perro, pájaro, mono, oveja.. ¡¡ KUCHIYOSE NO JUTSU !! -exclamó posando la mano hacia abajo.
Rápidamente apareció un gran chakra rojo hacia abajo y, acto seguido, apareció mucho humo. Ryusei cayó en algo, pero no sabía en que. El gran humo se disipó y comenzó a observar cuatro patas en la pared, agarrándose para no caer. Se dirigió atrás y vio que no tenía cola, lo había conseguido.
- ¿Quién osa invocarme?.. -preguntó el gran sapo- Hace tiempo que no salgo al mundo exterior...
- ¡Eh, eh! ¡Jefe sapo! ¡Sácame de aquí!
- ¿Hm? -El sapo miró hacia arriba- ¿Quién eres tú, niño estúpido? -parecía de mal humor.
- ¡Uzumaki Ryuse desu! -se colocó de pie- ¡Desde ahora serás mi subordinado jefe sapo!
- ¿Uzumaki? -pensó mientras sacaba humo por la boca- ¿Subordinado?.. ¡Respeta al gran Gamabunta!
Gamabunta era su nombre. Se impulsó y dio un gran salto hacia arriba, hasta lograr salir del gran agujero.
Gamabunta cayó al suelo provocando un gran temblor mientras Ryusei intentaba no caerse. Gamabunta saltó y saltó intentando sacarse al chico de su espalda, pero éste se agarraba con fuerza.
- ¡Serás mi subordinado jefe sapo! -Ryusei le daba golpes en la espalda- ¡¡Yo te he invocado, vaya que sí!! -salieron cómicas lágrimas de sus ojos al ver que no le hacía caso.
- Haremos un trato, chico -sacó de nuevo humo por la boca- Si logras aguantar todo el día sobre mi espalda, aceptaré ser tu subordinado -sacó más humo tras fumar de su enorme pipa.
Ryusei accedió, no había otra manera. El día fue largo, Ryusei se hundió en profundos rios agarrado a la espalda de Gamabunta intentando no caerse. Éste dio grandes saltos pero no se sacaba al chico de la espalda. El día pasó y pasó, hasta que anocheció. Gamabunta dio un último salto y cayó al suelo, entonces Ryusei se resvaló y comenzó a tambalearse hasta caer.
Ryusei logró quedarse en la espalda, pero cayó exhausto de ésta. Gamabunta se le quedó mirando, era una distancia bastante alta y podía morir. Sacó su lengua recogiendo al chico y luego cuando Ryusei despertó se vio cerca de una enorme huella de sapo, sonrió hasta que cuando se despertó nuevamente estaba en el hospital recuperándose.